En cuanto regreses del súper o tienda de abarrotes, lava, corta, pela, cocina o separa en porciones los ingredientes para preparar tus comidas y refrigerios semanales. O, escoje un día de la semana dedicado a la preparación.
Algunos artículos, como las moras y repollo, no se deben lavar hasta que estemos listos a comerlos.
Si estamos separando ingredientes envasados en lata, pónlos en recipientes con tapa adecuados para comida. Nunca almacenes comida en latas de metal abiertas.
Congela comida como pan, fruta en rebanadas, verduras cortadas y carne en porciones para comidas individuales si no piensas en usarlas pronto.
Si haz guisado mucho y no se va a comer a tiempo, congélalo en un contenedor resistente al congelado para poder usarlo más tarde cuando necesites una comida rápida.
El servicio de Extensión de OSU (por sus siglas en inglés) ofrece recursos de como congelar comidas para que sean seguras para ti cuando estés lista.
Almacena comida preparada en contenedores transparentes, y colócalos al frente del refrigerador para mantenerlos en mente e identificarlos rápidamente.
Bolsas para congelar o contenedores con un buen sello se pueden utilizar para evitar las quemaduras por congelamiento.
Etiqueta los contenedores y bolsas con el tipo de comida y la fecha de preparación.
Mantén etiquetas (PDF) o cinta adhesiva y un bolígrafo cerca para poder etiquetar los contenedores.